El viernes 20 de enero se inauguró la primera exposición de VMTO en Casa Chagual, Quillota. En aquella ocasión la editorial participó perfilando al artista callejero en su muestra llamada «Te entiendo, pero entiéndeme a mí».
«Frágil como un dibujo, pintado en un papel
No da, ahora sé»
Riki Espinoza
Tomo la micro recorrido La Calera-Quillota. El paisaje no cambia desde 1983, año en que nací en el Mario Sánchez. Las estructuras han caído, otras se han roído, algunas se las han comido las inmobiliarias, pero otras están a duras penas. En una etapa totalmente distinta a la añeja ochentera y la noventera decadencia local, llegaron los arribistas dosmiles, en donde toda la tradición aburrida de este incomprendido puerto seco pasó a ser una economía de paso. Nos escupieron grandes cadenas de supermercados, algunos vimos con emoción como una micro amarilla del Ekono nos llevaba gratis a pagar el pasaje con la cajera o algunos con nuestra propia ingenuidad, botamos la reja que protegía al pesado cabezón Marcelo de Cachureos en el costado de ese gran negocio. Una tensión nos movía a ese lugar. Ya no tendríamos que ir a Viña a encontrar ese producto que vimos en la televisión. Algo parecido estaba en nuestras manos. Como gangrena otras grandes superproducciones del megamercado del retail penetraron de arriba hacia abajo sobre el habitar ferroviario que escondían fotos familiares. Sin preguntar dejaron caer un bloque de tres cuotas sin interés sobre el campo de cáñamo. Hoy tenemos acceso a las réplicas asiáticas del primer mundo.
Vivimos en un paisaje tapizado en referencias. Ninguna nos pertenece y no importa, porque de alguna manera las transformamos y las hacemos propias. Usando la falsificación, las ediciones piratas o los mismos juguetes chinos ofrecidos a bajo costo. Así en una superposición de formas un grafitero las hace suya también. Re-utilizando espacios o “spots” donde envía mensajes a sus detractores. De cariño y odio. Cayendo mal y siendo querido. Marcas de línea sobre línea, la superposición de formas básicas como círculos, cuadrados y triángulos que vibran en todos esos muros que han puesto el cuerpo. Las décadas y la decadencia no ha sido en vano. Nos transformamos en flores plásticas que brillan con el sol, sin desteñir. Tenemos una forma llena de color con la fragancia del polvo gris en suspensión. Perfumados con el tubo largo al medio de la ciudad.
Sacamos el muro completo de la calle para llevarlo al pasillo de una casa. La descomposición de los afiches añejos y las manchas del salpicón del tuning V16 que arrasó sobre el barro y ahí trazarlo con alguna lata recuperada del mismo holding que puso las patas sobre el cáñamo recién florecido. Así leer desde cualquier ángulo.
VMTO ha transformado las referencias con témperas y plumones, jugando con sus formas, así como cualquiera sobre su primer cuaderno de croquis en 1ro básico. Llevando las formas al límite, para entender inconscientemente que no existen límites para eso. Que el arte es menos restrictivo que las convicciones de la Academia. Así como el juvenil grupo engominado Reik que afectó al autor, enfermándolo. Para decirnos Te entiendo, pero entiéndeme a mí”. Hoy nos invita a que hagamos arte para divertirnos, nada más simple que eso. Hasta un niño lo entendería.